jueves, 18 de agosto de 2011

Día 202/245 Fobia social


No podía evitar tocar un tema importante. ¿Puede ser que exista una forma de “timidez” lo bastante grave como para requerir atención médica? La hay. Se trata de la “fobia social”.

La fobia social es a veces confundida con la timidez pero hay grandes diferencias. La persona tímida experimenta incomodidad en las relaciones sociales pero esto no le impide llevar una vida normal. Cuando el temor es tan elevado que interfiere en la vida de la persona e impide que realice muchas de sus actividades, estaríamos hablando de fobia social. En realidad la diferencia entre un tímido y una persona con fobía, es que un tímido tiene verguenza en situaciones sociales, mientras un fóbico social tiene ansiedad en situaciones sociales.

Este trastorno presenta las siguientes características:


- Es un miedo, que la propia persona reconoce como irracional, a relacionarse con otras personas.
- Provoca una respuesta inmediata de ansiedad con síntomas parecidos a un ataque de angustia o de pánico (temblores en la voz y las manos, taquicardia, sudoración, enrojecimiento, parálisis…)
- La persona evita esas situaciones temidas y, si no puede, las vive con gran ansiedad.

- Antes de la situación social la persona puede pasarse días o semanas anticipando que hará algo inadecuado o bochornoso, por lo que empezará a sentirse mal.
- Después de la situación social la persona se analiza negativamente, reflexionando sobre cada uno de sus movimientos y sobre los posibles síntomas de rechazo de la gente con la que se relacionó.
- Al ir evitando cada vez más situaciones pueden acabar cayendo en un aislamiento casi total. Esto provoca que muchos de ellos acaben desarrollando depresión o problemas con el alcohol o las drogas.


A continuación hare una lista de las situaciones sociales mas temidas por la gente que padece fobia social:

- Ser presentado y tener que iniciar una conversación.

- Quedar con alguien.

- Asistir a reuniones o fiestas.

- Hacer o recibir cumplidos.

- Hablar en público o hacer algo que les convierta en el centro de atención

- Tener que defender los propios derechos, hacer reclamaciones.

- Realizar actividades cotidianas como comer o beber, escribir o trabajar en público.

- Hablar con desconocidos, incluso por teléfono.

- Hablar con personas con autoridad.


Si, al leer la lista, descubres que temes o evitas muchos de estas situaciones, quizá debas reflexionar sobre cuan grave es tu timidez. Muchas de las personas que sufren este trastorno no acuden al psicólogo, ya que para ellas es un extraño más al que temen conocer. Sin embargo, es necesario que den ese paso ya que el trastorno, si no se trata de superar con o sin ayuda de profesionales, no desaparecerá por si solo e irá generalizándose cada vez más hasta llevar al aislamiento absoluto.

En la fobia social, además de las causas genéticas o físicas, intervienen también las conductas aprendidas desde niño. La manera en la que nos enfrentamos a las situaciones sociales determina en gran manera que desarrollemos un carácter tímido. Como ya explique en el origen de la timidez.

Las personas tímidas tienen una mayor sensibilidad o miedo al rechazo de los demás, lo cual puede condicionar de entrada el desarrollo de este problema. Ante este posible rechazo, ya desde niños, las personas tímidas experimentan ansiedad, que se muestra a través de sus síntomas fisiológicos (temblores, respiración agitada, taquicardia, enrojecimiento…). Ante esa ansiedad la persona tímida puede elegir escapar de la situación para dejar de sentirla y ahí es donde comienza el problema. Recordar... la evitación, conlleva falta de experiencias, que conlleva la poca relacion social, que conlleva falta de experiencias y terminamos siendo  un mueble. ¿Para que estamos vivos sino?...  para vivir experiencias.

Yo rozé gravemente la fobia social. Mi timidez empezó por un cumulo de situaciones embarazosas, relacionadas con hablar en público. La ansiedad de hablar en público se extendió a practicamente todos los aspectos de mi vida, desde encontrarme con un amigo en la calle, hasta dar mi opinión con mi propia familia, y me convertí en un invalido social. Termine aislandome. Por suerte esto no duró mucho. Como dicen todo lo que sube baja. Mi ansiedad fue bajando conforme pasaba el tiempo y conforme practicaba mis habilidades sociales;  si me daba miedo hablar con mucha gente, lo hacía; si me daba miedo preguntar o dar mi opinión a otra persona desconocida, lo hacía y lo repetía cuantas veces hacía falta. El daño colateral fue que termine siendo un chico tímido. Pero al final mi ansiedad se redujó al máximo y  solo se presenta cuando hablo delante de un público muy amplio.

¿Como se supera la fóbia social?

La mente del fóbico aprende que, una vez nos hemos retirado de una situación social, la ansiedad baja de forma automática, dejando en su lugar una sensación de alivio. Por ello, en la siguiente situación social en la que sintamos ansiedad, nuestra mente nos urgirá a volver a huir. Cuantas más veces hagamos caso de esos deseos de huida, más fuerte será la ansiedad que sintamos y tendremos menos aguante a esas sensaciones desagradables. Si no hacemos nada para cambiarlo, acabaremos por considerar que escapar de las situaciones no es suficiente, ya que nos resultan angustiosas y desagradables en exceso, por lo que tenderemos a evitarlas. Poco a poco y sin darnos cuenta acabaremos evitando cada vez una cantidad mayor de situaciones sociales. Este patrón de comportamiento puede llevarnos al aislamiento completo.

Por ello, lo que una persona tímida debe hacer para salir de esa situación es reeducar su carácter. Lo mismo que ha aprendido esas conductas de escape y evitación, puede aprender respuestas de afrontamiento de las situaciones que teme. En esto se basan muchas de las técnicas psicológicas utilizadas en el tratamiento de la timidez y de otras fobias.

La ansiedad no puede subir hasta el infinito. Esto es clave. Digamos que es como una onda: sube, llega a su punto máximo y vuelve a bajar. Por ello, si la persona es capaz de seguir afrontando la situación, al de unos minutos notará que su ansiedad se reduce por sí sola. Si consigue ir enfrentándose a las situaciones progresivamente, notará que la ansiedad que siente en las situaciones sociales es cada vez menor y que sus deseos de huir o evitar a los demás van desapareciendo.

Por supuesto, hay que tener en cuenta que esta reeducación no es fácil. En los primeros afrontamientos nuestra ansiedad puede dispararse a niveles muy altos, ya que nuestro cuerpo y mente desean que escapemos y saben que desatar esos niveles de ansiedad ha dado resultado en ocasiones anteriores. Por ello es importante no ceder y seguir aguantando hasta que la ansiedad desaparezca. De lo contrario, estaríamos enseñando a nuestro cuerpo que, si consigue elevar la ansiedad por encima de lo normal, acabaremos cediendo, con lo que sólo habríamos conseguido empeorar el problema.

Reeducar el carácter requiere constancia, paciencia y sacrificio. Y lo pongo en mayusculas, por que son los aspectos más importantes, para superar cualquier tipo de fobia. Es similar a tratar de educar a un niño con rabietas.

Si crees que tu ansiedad es demasiado elevada para poder enfrentarte a las situaciones, puedes practicar ejercicios de relajación que te ayuden a reducirla o planificar un acercamiento progresivo por pequeños pasos a las situaciones temidas. Si no te ves capaz de lograrlo por ti solo, no te preocupes. Acude a cualquier terapeuta profesional que podrá ayudarte a enfrentarte a estas situaciones.

El tratamiento más utilizado para tratar la fobia social es el cognitivo-conductual, que es el que se ha demostrado como más completo y eficaz ya que se encarga de todas las facetas del problema: pensamientos, emociones y conductas. En un primer momento, el psicólogo realizará una evaluación del problema para conocer la gravedad y alcance de los síntomas, sus posibles causas y consecuencias. Para ello estudiará los síntomas fisiológicos, las conductas y las emociones de la persona con fobia social a través de entrevistas al implicado y, en algunos casos, a sus personas cercanas, autoinformes, observación…

Una vez haya conseguido toda la información, el psicólogo elaborará un tratamiento personalizado, adaptado a las características específicas de la persona.  El tratamiento englobará los tres niveles en los que se manifiesta la fobia social:

- Emociones: Se entrenará al paciente en conocer y controlar sus emociones (ansiedad, culpa, pena, ira…) y los signos fisiológicos que llevan consigo (tartamudeo, rubor, taquicardia, temblor…).


- Pensamientos: Se entrena al paciente para que sea capaz de detectar sus pensamientos negativos y reemplazarlos por otros que le ayuden a superar el problema.


- Conductas: El psicólogo enseña al paciente las técnicas necesarias para que pueda afrontar las situaciones que le dan miedo. Así le explicará técnicas de resolución de problemas, de asertividad, a controlar su comportamiento no verbal, a mantener conversaciones… Una vez el paciente dispone de las herramientas que necesita, se le va exponiendo gradualmente a las situaciones que temía, con lo que la ansiedad se irá reduciendo y el paciente podrá controlarla y sentirse reforzado.


Los procedimientos que suelen usarse en el tratamiento de la fobia social son las estrategias de relajación y respiración, el entrenamiento en habilidades sociales, la exposición a situaciones de ansiedad y la reestructuración de los pensamientos. Algo parecido a superar la timidez "leve" por llamarlo de una forma, que presento en este blog, pero con supervisión de un profesional.

La fobia social, es el caso más extremo de timidez, sin embargo hay cada vez más gente que padece esta fobia. Espero que os haya servido de gran información.

Saludos!

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