sábado, 2 de abril de 2011

Día 68/245 Mejorando la conversación: Contar historias


Hola a todos. Últimamente ando pensativo si seguir con el blog. En primer lugar porque no encuentro tiempo o mejor dicho no encuentro motivación para escribir en el blog. Muchas veces cuando me encuentro frustrado o animado quiero escribir  en el blog, pero siempre encuentro una excusa, o se me pasa el tiempo, o me distraigo con cualquier cosa. En segundo lugar porque ya han pasado casi 70 días y el único avance que he hecho es saber que con desconocidos soy más confiado… Mi vida sigue igual de desolada como ha estado los últimos cinco años.

Pero si algo me he grabado en la mente es una frase de la última película de Rocky: "Hay que aguantar sin dejar de avanzar" Y eso es lo que todos deberíamos hacer en todos los aspectos de la vida. No hay soluciones rápidas, ni píldoras mágicas en la vida real, para lograr algo es necesaria lucha y perseverancia. Unos tardarán más y otros menos, pero nunca hay que dejar de avanzar.

Sin más preámbulos voy a lo que voy. Este mes de abril lo dedicare enteramente a trabajar en las conversaciones y en primer lugar a contar historias.

Nos encantan las historias. El ser humano siente una debilidad imperecedera por las historias. Siempre ha sido así. Siempre lo será. Desde el bufón de la corte hasta el novelista más reconocido, los contadores de historias han sido muy necesarios en la sociedad, y frecuentemente sus hipnóticas habilidades han sido recompensadas con generosidad. Hay algo en nuestro cerebro que nos convierte en amantes de historias. Es algo genético, una cualidad con la que nacemos, y que conservamos durante toda nuestra vida. ¿Te has parado a pensar porque de pequeño te gustaba tanto que tu madre te contara un cuento antes de irte dormir?

Una ventaja que tenemos los tímidos es que creamos una aura de misterio e  interés a nuestro alrededor, y creo que en el fondo, los que no nos conocen tienen muchas ganas de  saber cómo somos, porque somos misteriosos, y el misterio atrae. Pero lo que sucede, es que una vez nos conocen ven que era verdad y que somos tan callados y aburridos como parecíamos. Hay que demostrar que tenemos algo que contar, algo que aportar, que podemos tener una conversación amena e interesante. Y el primer paso es tener preparadas historias interesantes. En realidad no nos faltan historias para contar pero muchas veces no sabemos cómo contarlas. Además de que no siempre tenemos historias interesantes que contar, hay que aceptarlo, hay días que lo más interesante que nos pasa es haber salido de compras al mercado.  Por eso voy a enseñar a crear historias.

Yo distingo tres tipos de historia, las que te pasan a tí,  las que les pasó a otras personas y las de humor. Tus historias pueden prevenir de algo que te han contado, o de algo que has oído, o de algo que has leído. Basta con echar un vistazo a cualquier medio de comunicación para encontrar muchas de ellas. Pero hay que prepararlas. Como son historias que no te han pasado a ti, tienes que trabajarlas para poder contarla del modo correcto. Toma la historia y desarróllala por escrito. Después, déjala reposar por un par de horas. Lee lo que escribiste. Y corrige lo que sobre. Déjala otro par de horas. Vuelve a ella y corrígela de nuevo. Así, hasta que veas que lo que has escrito es inmejorable (esfuérzate en esto, porque tu éxito depende de la calidad de la narración).

Os pondré un ejemplo con una noticia de un periódico:
“NOTICIA: Bebida tailandesa origen de Red Bull: Un empresario Austríaco, que se encontraba de vacaciones en Tailandia, descubrió que los conductores de tuk-tuk tomaban una bebida energética que les permitía trabajar durante todo el día. Entonces, se le ocurrió que aquella bebida podía hacer furor en tierras occidentales. Así que llegó a un acuerdo con el productor local de la bebida, ofreciéndole el 50% de la nueva empresa que iba a crear sobre ese nuevo producto, y modificó el sabor para adaptarlo a los paladares occidentales”.
Puesta en práctica en un momento de una conversación (esto suele ser útil sobre todo para aquellos que bebéis a menudo esta bebida):
- ¿A que no sabías que el redbull proviene de una bebida tailandesa?

- Pues no, no lo sabía...

- Resulta que los conductores de los tuk-tuk esos carritos que sirven de taxi y de los que ellos mismos
tiran como si fueran caballos, beben un brebaje energético para poder aguantar sus jornadas laborales.

- No me extraña.

- A mí tampoco. Un tipo de Austria que estaba de vacaciones en Tailandia, vio como esa bebida les daba
energía para todo el día, y pensó que sería un buen negocio para Occidente.

- Hay gente que no descansa...

- Este hombre adaptó el sabor del brebaje a nuestros gustos. Supongo que le habrá añadido algún edulcorante o cualquier historia de estas.

- ¿Y de dónde sacó la receta original?

- Parece que un fabricante tailandés vendía el brebaje.

- Y ¿se lo dió sin más?

- Todo tiene un precio, y le cedió el 50% de la empresa que iba a fundar con esa bebida.

- Vaya que interesante nunca me había imaginado tanta historia detrás del Redbull.

Esto es un ejemplo de cómo utilizar las historias que vamos a ir creando y que os pondré en los siguientes post. Como no si vosotros conocéis historias interesantes que se pueden usar a menudo y que tiene un gran efecto en las personas a las que se le cuenta, compartirlas.

Saludos.

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