Hay días que consigues romper el hielo con un desconocido de forma natural, mantener una simple conversación amenana con alguien o incluso cuando esa persona que no te había hablado los útlimos días por que creías que consideraba que no valias la pena, te saluda gentilmente. Aunque estas cosas sean pequeñas e insignificativas para el resto de gente, para la mente de un tímido puede sienta como un impulso a la autoestima y confianza. Como el aire que infla un globo. Estos días los califico como "días con el trabajo hecho". Aunque no haya pasado nada significativo de recordar. Te sientes con una falsa sensación de regeneración.
Sin embargo hay días que sientes que era mejor no haber echo caso al despertador y quedarte todo el día en la cama. Son esos días que tienes experiencias negativas. Has tenido que hacer frente a una interaccion social nueva y te has sonrojado, has tartamudeao, lo que sea. Pero te sientes que te has fallado. Y te vuelves a preguntar con frustracion " ¿Cómo hago para que me deje de pasar esto? " Incluso aunque ese día hubieses conseguido cosas positivas, valoras la experiencia negativa como multiplicada por 100. Es como si una piedra de quinientos kilos aplastara tu autoestima de forma inmediata. Estos días son los que considero "días que odias el trabajo".
A lo que voy es que tenemos que superar los días en el que el trabajo se hace pesado y doloroso, y aguantar. Hay que aguantar sin dejar de avanzar. Tenemos que luchar. Luchar para que los días acaben con el trabajo hecho y bien hecho. Aunque eso signifique exponernos a posibles fracasos, a posibles momentos humillantes, exponerte a tus miedos.
Nadie dijo que fuera fácil.
Saludos
Nadie dijo que fuera fácil. Imposible tampoco
ResponderEliminar